Un paisaje tiene infinitas interpretaciones, desde una visión amplia y generosa hasta la reproducción de simples detalles que muchas veces pasan desapercibidos. En un recorrido por el Valle de Ordesa a quince grados bajo cero, me llamó la atención este pino humillado por el clima duro del invierno. Busqué el contraluz para crear una imagen más atrevida e impactante. Parcialmente reencuadrada para que la prolongación de la copa escape por la esquina del fotograma.
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